sábado, 24 de abril de 2010

Feria del libro 2010

Llegar al predio de la rural al mediodía es sentir varias cosas. Ubicado en una zona de Palermo donde el verde y la vorágine de la ciudad van de la mano hace de nosotros una tangente entre el caos y el verde que nos proporciona esta zona.
Con una Av. Santa fe que hace poco se convirtió en doble mano, donde los peatones y los autos no saben por donde disparar para seguir su viaje, hace que miremos con tres ojos al andar. Encontramos tres puntos turísticos de esta zona. Por una lado el jardín botánico, el zoológico y la rural. Escapamos de los ruidos de miles de autos y colectivos para cortar camino y entrar al botánico, respirar aire puro nos hace bien y mucho más maravillarnos con un lugar donde la naturaleza esta cerca nuestro de forma gratuita y esto lo hace mas placentero.
Nos oxigenamos y llegamos a la esquina del zoológico en av. Las Heras y Av. Sarmiento. Donde las cosas cambian. Dejamos los pulmones oxigenados que tuvimos en el botánico para sentir otro tipo de olores. El olor a garrapiñadas se impregna en el aire. El tufo a agua hervida para panchos no nos tienta pero si beber un agua saborizada a 5 pesos. Comerciantes ambulantes nos ofrecen pilas para sacar fotos, nos gritan “pilas para sus cámaras en oferta”. Entre chicos, y otros comerciantes que venden globos con forma de corazón o de muñecos infantiles pasamos entre las personas o entre los Mateos que están estacionados para ir de paseo.
No nos interesa nada de ese lugar, porque vamos a la rural, a esta trigésima sexta feria del libro, con ansia de saber que podemos hallar en ella. Llegamos a la puerta principal y nos encontramos que este año ya no se entra por ahí y si por la puerta que esta sobre Av. Sarmiento. Entonces tenemos que caminar varios metros por una vereda rota que desde el año pasado se está arreglando y aun no se termino.
Varios colectivos de media y larga distancia paran sobre el borde de esta vereda. Personas de todas las edades se bajan para ir a la feria del libro, donde la cola para entrar es de más de 50 metros. Donde promotoras de varios lugares y comerciantes nos invitan a charlar y nos ofrecen sus productos.
De lunes a viernes diferentes escuelas publicas y privadas hacen una cola aparte con los jubilados y docentes para poder ingresar. Pasamos el umbral de la puerta, luego de pagar $12 de lunes a jueves o si vamos un viernes, o un sábado o un domingo $15 es el pase para estar en el predio entre la literatura y la cultura de este bicentenario en un solo lugar: “La feria del libro”.
Si vamos únicamente a pasear caminamos, si vamos a comprar libros, entramos en un caos. Los puestos de información donde nos dan las coordenadas para comprar nuestros ejemplares no saben dónde se vende el libro que queríamos comprar. Si tenemos suerte nos dicen el stand y el pabellón. Entonces a caminar, a buscar por ejemplo cual es el pabellón amarillo. Ya no es como el año pasado que la guía es la alfombra, este año andamos por un camino de color rojo. Y no como fue el año pasado donde la alfombra con su color verde, amarillo o azul marcaba en que pabellón estábamos.
Entre chicos de escuelas, alborotados, jubilados y pensionados a pensó lento y miles de libreros con carritos para comprar libros para sus librerías hace de nuestro paseo literario algo denso. Todos los días varios escritores presentan su libro. Metros de cola para firmar el libro de este autor hace que lo compremos y hagamos esa cola interminable o directamente lo compremos y digamos otra vez será.
Nos detenemos en los grandes carteles de ofertas de clásicas obras literarias de la historia, 3 por 15, 2 por 10 ¿acaso no es el mismo cartel que vemos en las librerías de calle corrientes? Pero lo compramos, estamos en la feria del libro. O en su caso, libros de reconocidos autores al mismo precio que en Av. Corrientes, a veces un poco más caro. Pero es como ir al shopping a comprar una camisa que esta sobre una av. A un costo y comprarla en un shopping a un valor más caro, pagamos el lugar. Hasta vemos carteles sobre libros que dicen oulets.
Todos un rato convivimos en la feria de libro, la señora de tacos altos, vestida como para ir a una fiesta, el estudiante universitario de zapatillas gastadas de tanto andar buscando algo que no consigue fuera de la rural, las personas que hacen escraches, la anciana comprando libros para sus nietos que ella leyó, el profesional comprando libros importados, la maestra buscando nuevos libros para dictar sus clases, el actor que fue a dar una charla y el escritor que fue a presentar su libro y se queda paseando como uno más del montón.
Por otra parte las grandes editoriales, con un lugar alquilado de grandes metros cuadrados, hay algunas que ocupan varias calles o por decirlo de una manera una manzana. O están los pequeños lugares donde podemos encontrar buenos títulos. O el de varias provincias de nuestra argentina.
Por que es así la feria del libro es un gran lugar heterogéneo que todo podemos estar, ver, leer, comprar, comer, disfrutar hasta cansarnos al estar adentro.
Cobertura de toda la Feria del Libro para programa "Crónicas en la Mesa" Concepto AM 1050

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